Antioquia no se puede convertir en una trinchera antipetrista

Algunos precandidatos a la Gobernación vienen insistiendo que de cara a las próximas elecciones el departamento se debe convertir en una trinchera antipetrista; es decir, en la principal retaguardia de los sectores de derecha en contra del presidente Petro. Para estos precandidatos – más motivados por vanidades personales que por verdaderas propuestas para el departamento-, Antioquia se debe convertir en la capital anti-Gobierno Nacional.
Esa idea resulta bastante descabellada y desconoce dos cuestiones fundamentales; primero, que la Constitución Política establece los principios de subsidiariedad y concurrencia como la posibilidad de armonizar la planificación entre los diferentes niveles de gobierno; y segundo, que desde el Plan Nacional de Desarrollo Colombia, potencia mundial de la vida (2022-2026) Antioquia fue la segunda región del país -después del Distrito Especial de Bogotá- con la mayor cantidad de presupuesto asignado: 96,8 billones.

Estos recursos serán invertidos en los próximos cuatro años en 70 proyectos estratégicos que impulsarán -como no se había hecho antes por parte de un Gobierno Nacional- el desarrollo social y económico de Antioquia; entre ellos se encuentran: la segunda terminal y pista del José María Córdova; dobles calzadas; trenes; vías terciarias; intervenciones viales; el Parque de Artes y Oficios en Bello; etc.

Serán inversiones que favorecerán a millones de antioqueños y antioqueñas en todas las subregiones, y que dan cuenta – así muchos no lo quieran reconocer más alentados por los ánimos revanchistas- del compromiso que tiene el presidente Petro con Antioquia.

Y le corresponderá al próximo gobernador trabajar de la mano del presidente para seguir impulsando ese desarrollo social y económico, en un trabajo respetuoso que deberá pasar por articular los instrumentos de planeación; fortalecer el aparato productivo priorizando en las subregiones las avances de la reforma agraria; y muy especialmente, aunar esfuerzos para que la Paz Total llegué a cada rincón del territorio y que así Antioquia no siga siendo uno de los mayores epicentros de violencia en el país.


Queda claro que ni el presidente Petro ni mucho menos su gobierno desprecian el departamento, no lo ven como una “retaguardia de la derecha” o como un fortín uribista. Así quedó en evidencia con su destacada priorización en el Plan Nacional de Desarrollo (aprobado en el Congreso); pues vuelvo a repetir: serán 96,8 billones los que se invertirán en los próximos cuatro años para el bienestar de todos los antioqueños y antioqueños.


Solo es un grupo de precandidatos a la Gobernación, ansiosos por generar división y sin verdaderas propuestas de desarrollo para los antioqueños, lo que buscan reducir la próxima elección a una cuestión entre el petrismo y el antipetrismo. Y yo les pregunto: ¿Por qué mejor no generamos un diálogo constructivo con el Gobierno Nacional para el aterrizaje de los proyectos estratégicos que necesita nuestro departamento?


Pensemos primero en Antioquia y en los antioqueño. Por eso digo: ¡Antioquia no se puede convertir en una trinchera en contra del Gobierno Nacional!